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La inteligencia emocional en las empresas

Introducción

La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, entender y gestionar nuestras emociones y de los demás. En el ámbito empresarial, su importancia radica en cómo influye en la toma de decisiones, la resolución de conflictos y la mejora del ambiente laboral. Un equipo emocionalmente inteligente puede enfrentar desafíos de manera más efectiva, crear relaciones más sólidas y fomentar una cultura organizacional positiva. En un mundo empresarial cambiante, donde el bienestar de los empleados y la productividad van de la mano, la inteligencia emocional se convierte en un factor clave para el desarrollo sostenible de las empresas. En este artículo el objetivo es generar conciencia en las empresas y sus trabajadores sobre la importancia de gestionar las emociones a todos los niveles organizacionales para contribuir a un entorno laboral más armónico y eficiente que favorezca el bienestar individual y colectivo.

Cómo ser un líder: ¿por qué la inteligencia emocional sí importa?

Las organizaciones que aspiran a la excelencia necesitan enfocarse en el desarrollo de líderes capaces de gestionar sus emociones, empatizar con sus equipos y tomar decisiones equilibradas. La inteligencia emocional es crucial para inspirar confianza, motivar a los empleados y fomentar un ambiente de trabajo positivo. Los líderes que practican la autorregulación emocional son más efectivos en la resolución de conflictos y la creación de relaciones constructivas.

Por ejemplo, recuerdo el caso de un alumno de posgrado, cuya empresa atravesaba un proceso de reestructuración en la que varios de sus trabajadores iban a ser retirados o despedidos. La conversación entre el alumno y sus compañeros era la siguiente: “Si me van a despedir, me gustaría que lo hiciera Juan”. Cuando le pregunté a qué se debía eso me respondió: “Él (Juan) se comunica de manera asertiva y empática, aún bajo presión o en medio de una crisis. Cuando nos da feedback lo hace con respeto, nos anima a aprender de nuestros errores y nos comparte algunos de los errores que él ha cometido en el pasado. Finalmente, reconoce nuestros aciertos y nos empodera haciendo que nuestra confianza en nosotros mismos crezca. Si me van a despedir, quisiera que lo hiciera él, sé que algo bueno me voy a llevar de esa conversación”.

¿Cómo fomentar una cultura emocionalmente inteligente?

Para ser un excelente lugar de trabajo, las organizaciones requieren invertir no solo en el entrenamiento de los líderes, sino también en la capacitación de todos los empleados en habilidades emocionales como la empatía o el manejo efectivo de las relaciones interpersonales. Según Goleman (2019), las empresas que promueven un entorno donde las emociones son comprendidas y gestionadas adecuadamente tienen equipos más comprometidos, colaborativos y con un clima organizacional positivo que incrementa el bienestar general de los empleados.

Por ejemplo, hace aproximadamente un año, una exalumna me solicitó una reunión para la elaboración de un Taller de Habilidades Emocionales para toda la empresa. Me dijo lo siguiente: “Me gustaría que esta conversación se diera en situaciones más favorables. Me acaban de ascender a la gerencia, la empresa está en quiebra, los socios quieren cerrar y los trabajadores se encuentran desmotivados y asustados. Yo intento transmitirles mi energía y entusiasmo, generar alianzas y acuerdos con nuestros proveedores y clientes, buscar nuevas formas de generar ingresos… transformarnos. A veces yo también siento miedo y desánimo. Quiero que les des un taller en el que aprendan a reconocer sus emociones, transitarlas y soltarlas, de tal manera que comprendan que volver a su centro depende de ellos”. Recientemente, me comuniqué con la gerente de esta empresa y me dijo: “El camino ha resultado ser más difícil de lo que imaginé, hemos logrado avanzar gracias a la confianza, el compromiso y el apoyo de cada uno de los trabajadores”. Cabe resaltar que a la capacitación asistieron el 100 % de los trabajadores y que al final del mismo nos despedimos con sonrisas, abrazos y agradecimiento.

El desarrollo de la inteligencia emocional en la práctica: crear espacios para la autorreflexión emocional

Una de las claves para practicar la inteligencia emocional es la capacidad de reflexionar sobre nuestras propias emociones. Goleman (2019) indica que, para mejorar la autoconciencia emocional, las organizaciones deben fomentar la autorreflexión entre sus empleados. Ello puede lograrse mediante espacios dedicados al autoanálisis, como sesiones de coaching o talleres de mindfulness, donde los colaboradores puedan identificar y comprender mejor sus reacciones emocionales. Esto no solo pretende incrementar la capacidad de los empleados para manejar sus emociones de manera efectiva, sino incrementar su resiliencia y desarrollar sus habilidades de comunicación. Cada vez que una persona viene a verme, generalmente tiene un objetivo en mente en el que desea trabajar. Conforme avanzamos en su proceso de coaching, la mayor parte de ellos es consciente de la necesidad de trabajar en su mundo emocional como primer paso para alcanzar su objetivo. En ese momento es cuando está listo para poner la mirada en sí mismo, asumir la responsabilidad incondicional sobre sus emociones, acciones y resultados.

Por ejemplo, Miguel llegó a mí con el objetivo de mejorar la comunicación con su jefe y sentirse más seguro al momento de realizar sus presentaciones en público. Cuando Miguel logró identificar que el miedo era la emoción que lo limitaba, eligió aprender sobre la biología del miedo, el aporte que le brinda y las herramientas que necesita para gestionarla. Como resultado de sus aprendizajes y cambios de mirada, la comunicación con su jefe mejoró y la presentación de su propuesta para la resolución de un problema que atravesaba la empresa le significó un reconocimiento de gerente general de la empresa.

Conclusión

En conclusión, fomentar la inteligencia emocional en las empresas tienen numerosos beneficios, como generar un ambiente de trabajo más colaborativo, un liderazgo más efectivo y contar con empleados más resilientes y motivados. Mediante la integración de estas habilidades emocionales, las empresas pueden mejorar en la toma de decisiones, reducir el estrés y fomentar las relaciones interpersonales saludables. Ello contribuye al bienestar, la productividad y a ser una empresa considerada The Great Place.

Bibliografía

Goleman, D. (1998). La Práctica de la Inteligencia Emocional. Kairós. S.A.

Goleman, D. (2019). Inteligencia Emocional en la Empresa. B de Bolsillo.

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