Un tema que preocupa a los responsables de la gestión de organizaciones educativas es identificar qué herramienta se puede aplicar para lograr los resultados esperados en la gestión de la calidad del currículo. En los últimos tiempos, las organizaciones han implementado diversas herramientas enfocadas en la gestión administrativa, pero que no consideran el enfoque de mejora continua; sin embargo, existe una herramienta que además de orientarse a la búsqueda de resultados, propone el mecanismo de la mejora continua para la sostenibilidad de un proceso, en este caso nos referimos al proceso de gestión del currículo.
Esta herramienta está basada en el ciclo PHVA (Planificar, Hacer, Verificar y Actuar) cuyo desarrollo es atribuido a Deming. Al respecto, Walton & Deming (2004), mencionados por Fonseca (2019), refieren que “puede ser usada o adaptada para una evaluación sistemática como lo es el proceso para la calidad educativa, los resultados de la implementación de este ciclo permiten a las organizaciones una mejora integral de la competitividad, de los productos y servicios, mejorando continuamente la calidad, y aumentando la rentabilidad de la organización” (p.165).
En los siguientes párrafos, revisaremos cómo se puede gestionar el currículo aplicando el ciclo PHVA para todas las etapas de este proceso: diseño, ejecución, evaluación y validación de la propuesta formativa, dentro de un enfoque de mejora continua.
La fase Planificar consiste en identificar y caracterizar el proceso de gestión curricular determinando las entradas, las salidas, los recursos, los controles y los indicadores. En esta fase, se deben incluir estrategias para promover el involucramiento de los diferentes actores vinculados al proceso y garantizar el liderazgo de la alta dirección. Asimismo, es recomendable elaborar un procedimiento con sus respectivos formatos relacionados y un plan de implementación de todos los aspectos que se requieran para un óptimo funcionamiento del proceso.
La realización de todas las etapas del proceso se desarrolla en la fase Hacer. En esta fase se implementa el plan diseñado en la fase Planificar, se ejecutan todas las actividades de acuerdo al procedimiento y se recopila información que permita evaluar el diseño del currículo y validar la efectividad de la propuesta formativa. Con la finalidad de asegurar la correcta ejecución del proceso, se debe tomar en consideración estas dos estrategias claves: el acompañamiento y el monitoreo de los responsables del equipo de calidad.
La fase Verificar se basa en el análisis de los resultados de cada etapa del proceso para determinar los ajustes necesarios a corto y a mediano plazo. En esta fase es clave que los responsables de la gestión curricular estén informados del procesamiento y de los resultados del análisis de la información para la toma de decisiones que permitan la mejora y optimización del proceso. Es recomendable consolidar los resultados en un informe y socializarlos a modo de retroalimentación del proceso.
En la fase Actuar se aplican las mejoras necesarias para optimización del proceso de gestión curricular. La aplicación puede hacerse de manera inmediata para corregir algún aspecto que afecte directamente la calidad del servicio o puede hacerse en la siguiente fase de planificación de los procesos relacionados a la gestión curricular.
Desde mi experiencia como docente y asesora de procesos de gestión de la calidad del currículo, he podido apreciar que los integrantes o gestores de diversas organizaciones educativas, que han realizado el ejercicio de aplicar el ciclo PHVA (Planificar, Hacer, Verificar y Actuar) en la evaluación diagnóstica y en la elaboración e implementación de los planes de mejora de sus procesos de gestión curricular, reconocen la efectividad de esta herramienta para lograr el alineamiento a un enfoque de mejora continua. Estos aspectos se pueden observar en una planificación consistente con los objetivos estratégicos de la organización, el fortalecimiento del liderazgo y del involucramiento de la comunidad educativa en la toma de decisiones y la búsqueda de nuevos caminos para la transformación y la innovación.
En conclusión, recomiendo una revisión más profunda de esta herramienta y su aplicación en la gestión curricular dado que contribuye con el logro de los propósitos de la organización educativa en un enfoque de mejora continua con un impacto positivo directo en la prestación de un servicio educativo de calidad, enfocado en la finalidad máxima de la educación que es el desarrollo integral del individuo.
Referencia Bibliográfica:
-Fonseca Camargo, F. (2019). Calidad total en el escenario de la educación superior. Revista Conrado, 15(70), 163-167. http://conrado.ucf.edu.cu/index.php/conrado